jueves, 26 de agosto de 2010

Situación Política y las Tareas

Movimiento Político
Lima Para Todos


Balance Político y Tareas de Lima Para Todos

Presentación

El Balance Político y Resoluciones, aprobadas por el Comité Ejecutivo, que presentamos fue elaborado antes de los últimos acontecimientos de la campaña electoral en Lima, tomando en cuenta la importancia de estos hechos, el impacto que pueden tener en la contienda de Octubre, y sus repercusiones en las próximas elecciones generales, creemos necesario plantear algunas precisiones.

La tacha en primera instancia de Alex Kouri y las revelaciones sobre Lourdes Flores, ha creado una nueva situación política. De prosperar la tacha contra el primero definitivamente la campaña electoral ya no tendrá las características que ha tenido hasta hace pocos días. La hegemonía casi completa de estas fuerzas, en el escenario electoral, se ha resquebrado y se ha abierto la posibilidad que las fuerzas progresistas, hoy representantas en la candidatura de Susana Villarán, avancen mucho más que cualquier pronóstico.

Es evidente que esta situación ha sido creada por la intensa y cruenta lucha que se desarrolla en el seno de la derecha, de la gran burguesía. Las denuncias y las mutuas acusaciones sobre la conducta moral y política, tanto de Alex Kouri como de Lourdes Flores, han desnudado a ambas candidaturas ante la opinión pública, situación que ha permitido a Susana Villarán canalizar este desconcierto y descontento.

El primero ha quedado descubierto como un simple y vulgar mafioso, ha pretendido con el mayor descaro sorprender con datos falsos sobre su residencia. Mientras la señora que pretendía presentarse como la encarnación de la decencia ha sido descubierta como una mujer sin escrúpulos, al haber mantenido relaciones económicas hasta hace dos meses con “Cataño”, personaje vinculado al narcotráfico, y así mismo, según las últimas denuncias, al haber prestado servicios profesionales a Salazar Monroe, el jefe formal del SIN de los tiempos de Fujimori y Montesinos.

En medio de esta confrontación, en el seno de la derecha, emerge la figura de Jaime Bayly, propagandista profesional internacional del liberalismo burgués al servicio del imperialismo, sobre todo norteamericano. Este señor, motivado por sus extravagancias, probablemente por sus pretensiones de intentar alguna aventura política personal, pero ante todo impulsado por sus convicciones de defender al sistema imperante, ha iniciado una campaña en contra de la élite política del país desde una abierta y cínica posición liberal burguesa, con la finalidad principal de fomentar un amplio espacio social y político renovado que defienda los intereses de la gran burguesía en el país y del imperio capitalista mundial, dirigido por los norteamericanos.

La campaña realizada por Bayly sin duda ha afectado la candidatura de Kouri y de Lourdes Flores, y ha favorecido inesperadamente a Susana Villarán, más aún, cuando de una u otra manera ha comenzado a halagarla como mujer y como política.

Las recientes encuestas muestran cambios. Datum registra los siguientes datos: en el caso que Alex Kouri se mantenga en la contienda: Lourdes Flores 32%, Alex Kouri 20%, Susana Villarán 13%. Si se confirma la tacha contra el ex presidente de la región Callao, los resultados son: Lourdes Flores 40%, Susana Villarán 14%, mientras Humberto Lay bajaría de 9% a 8%. Basándonos en estos hechos, debemos considerar la posibilidad que la lucha electoral se polarice entre Lourdes Flores y Susana Villarán. Este es un escenario que no deseaba la derecha, en ninguna de sus versiones, y tampoco se imaginaban Susana y sus actuales más cercanos aliados.

LPT, como una de las expresiones organizadas de la izquierda popular, está en la obligación de asumir una posición clara frente a este nuevo escenario. La vida ha demostrado en lo fundamental la justeza de la política que intentó aplicar en los meses pasados. Comprendió que la gran burguesía le daba una importancia especial a la lucha municipal en Lima, que intentaba imponer la hegemonía plena de sus expresiones políticas, de este modo crear condiciones favorables para una victoria segura en el 2011.

Marchando contra la corriente, LPT, planteó la necesidad de asumir el reto de luchar contra las fuerzas derechistas impulsando una confluencia democrática progresista. Esta política fue realista y justa. El error y limitación ha sido no haber perseverado en ella. Ahora lo que debemos hacer es ratificarnos en esa política, y luchar con intensidad por recuperar el tiempo y los espacios perdidos.

En principio, no podemos colocarnos al margen de la actual lucha electoral, todo lo contario, debemos integrarnos a ella, con toda la energía y creatividad posibles. Debemos apoyar sin dudas ni vacilaciones la candidatura de centro izquierda de Susana Villarán, más aún, porque si prospera la tacha contra Alex Kouri, existe la posibilidad que la derecha en su conjunto se concentre en la candidatura de Lourdes Flores Nano. Debemos luchar por convencer a los sectores más progresistas de los nacionalistas y a todos los grupos de izquierda para asumir una posición similar.

La lucha en el seno de la derecha está favoreciendo el avance de las fuerzas progresistas. Como en otros momentos similares está permitiendo que el pueblo acceda a una información que en condiciones normales es casi imposible. Sin embargo, lo más importante que se expresa en estos últimos días, es la tendencia hacia el desarrollo de las fuerzas sociales y políticas que desean luchar contra el status quo, contra las desigualdades sociales, contra las fuerzas más reaccionarias, contra el clericalismo, el fascismo, contra la corrupción generalizada, la desmoralización y la violencia.

La izquierda popular, realizando una serena y profunda reflexión, debe valorar a las fuerzas progresistas que emergen en esta contienda electoral, en lo fundamental se trata de tendencias liberales progresistas que en estos momentos expresan las necesidades democráticas de amplios y diversos sectores sociales. Susana Villarán encarna a estas tendencias progresistas. No se trata de una simpatizante o luchadora revolucionaria por el socialismo; sus ideas al respecto son equivocadas, son liberales burguesas. Sin embargo, muy a pesar de esas ideas, la izquierda popular debe apoyarla en esta contienda electoral, en contra de las fuerzas más derechistas y la reacción.

Es evidente que Jaime Bayly y otros intentan levantar la figura de Susana Villarán con la finalidad de socavar las posibilidades de los nacionalistas, los progresistas y la izquierda socialista. No por ello, la izquierda popular debe mantenerse al margen de las elecciones, menos aún, apoyar con su silencio e inactividad las candidaturas de la derecha. Ahora debe participar de manera activa en la campaña electoral y en todos los escenarios, pero defendiendo los ideales y objetivos políticos que la orientan.

La solución de los problemas de Lima no depende únicamente de la calidad individual de los candidatos, necesariamente exige un cuestionamiento al sistema imperante, requiere persistir en la lucha por la transformación de la actual sociedad. Precisamente la más grande inmoralidad de cualquier candidato es obviar o intentar ocultar la naturaleza de esta realidad dominada por la gran burguesía y las transnacionales.

La izquierda popular naturalmente no puede limitarse a respaldar la candidatura de Susana Villarán, tiene que impulsar de manera simultánea su propia campaña, tiene que luchar con todas sus energías para reconquistar sus diversos espacios, y ante todo recuperar su independencia ideológica y política.

El origen de todos los problemas, de las diferencias, de las desigualdades sociales, la causa de la torturante vida cotidiana de los trabajadores, de los pobres, en Lima y en todo el país; de la violencia y la descomposición moral, es el sistema imperante dominado por la gran burguesía y el imperialismo. La izquierda popular tiene que luchar contra este poder en todo momento y defender a nuestro pueblo. Como parte de esta lucha debe defender las revoluciones populares y los procesos emancipadores realizados en el mundo, en América Latina, en especial las experiencias de Cuba y Venezuela.

En nuestro país, la lucha por un Gobierno Democrático Patriótico sigue siendo vigente. Participar en las actuales elecciones municipales y apoyar las candidaturas progresistas es una manera de acumular fuerzas para conquistar ese gobierno. La cuestión es organizar e impulsar la más amplia unidad comprendiendo la heterogeneidad social, política, ideológica, cultural, de todas las fuerzas progresistas. En este amplio y variado espectro político, la izquierda popular debe luchar por su unidad, aceptando así mismo las diferencias en su seno, las evoluciones y transformaciones de sus integrantes, y sobre todo, recuperando su independencia ideológica y política, su identidad. Los que se consideran más progresistas, más revolucionarios, no deben temer las conmociones políticas que impulsan el avance de la historia, por el contrario, deben asumir sus responsabilidades con alegría, serenidad, firmeza, flexibilidad, y consecuencia.





Balance Político y Nuestras Tareas

Resoluciones

I

Las actuales elecciones municipales y regionales están marcadas por la dispersión y la incertidumbre. Sin embargo, están dejando enseñanzas importantes que obligan a las fuerzas progresistas a tomar una posición consciente y clara.

Los principales protagonistas de este año no son los partidos con mayores posibilidades en las elecciones presidenciales del 2011, por lo tanto definen claramente ese escenario.

Por la naturaleza de las elecciones regionales y municipales, por la evidente crisis de las fuerzas tradicionales de la derecha, así como por los serios problemas de las fuerzas progresistas, se ha impuesto casi por completo la fragmentación política. En la mayoría del país, los protagonistas principales son las organizaciones políticas locales y regionales de variada naturaleza ideológica y política.

Las fuerzas progresistas no hemos comprendido la naturaleza del momento político y se ha cometido el gravísimo error de no impulsar un gran frente. Ante la crisis de las organizaciones tradicionales reaccionarias como el Apra, AP, PPC, y la fragilidad de las nuevas organizaciones derechistas, como Solidaridad Nacional, Perú Posible, Somos Perú, etc., la historia planteaba la posibilidad de lograr una victoria a nivel nacional en estas elecciones municipales y regionales, triunfo que hubiese representado la antesala de una gran victoria electoral de las fuerzas progresistas en el año 2011.

El Partido Nacionalista Peruano tiene la responsabilidad principal en este error, porque es la mayor fuerza del campo progresista, porque cuenta con una numerosa representación parlamentaria, tiene el apoyo de varios medios de prensa, en particular del prestigioso diario La Primera, y porque su líder Ollanta Humala ha sido casi el único candidato de este espacio, que ha realizado una campaña política activa en los últimos cinco años.

Las organizaciones de izquierda también tienen gran responsabilidad al no haber impulsado con decisión este Frente Político Nacional de todas las fuerzas progresistas. El error principal ha sido en no actuar con independencia frente al Partido Nacionalista, esta conducta política ha provocado la parálisis y desorganización de los partidos de izquierda, y ha abierto las puertas a la deserción de centenares de militantes y profundizando la tendencia de la pérdida de las bases sociales que por decenios apoyaron a la izquierda.

Por otra parte, a lo largo de todos estos años, algunas organizaciones, colectividades y personalidades han desempeñado un papel distractivo muy perjudicial jugando a la táctica de la insurgencia popular permanente. Estos grupos, que en su mayor parte expresan a viejas y nuevas tendencias del campo popular, cometieron el error político de promover de manera persistente el aventurerismo, y a partir de esta posición fomentaron artificialmente la mayor dispersión de las organizaciones populares. Cualquier lucha de masas importante pretendían convertirla en un levantamiento general de los pueblos, en un supuesto combate decisivo por el derrocamiento de Alan García. Ahora, muchos de estos grupos y personalidades, luego de abandonar sus consignas y acciones aventureras, sólo están buscando acomodarse en la organización que suponen tienen mayores posibilidades electorales.

El nacionalismo logró canalizar el estado de ánimo de rebelión que inauguró la insurgencia popular del 2000. Para sorpresa de muchos demócratas progresistas y algunas organizaciones de izquierda, y para horror de las capas dominantes y de todas las organizaciones reaccionarias, las fuerzas progresistas lideradas por Ollanta Humala casi se imponen en las elecciones generales de abril del 2006.

Luego del año 2006 correspondía luchar por consolidar la unidad que se había conseguido. Primero debía zanjarse claramente con todos aquellos que pretendían jugar a la insurgencia y promovían esta táctica en las diferentes instancias del pueblo y del mismo PNP. Se trataba de realizar un trabajo paciente, de colocar en primer lugar la propaganda y organización del pueblo y los trabajadores, y abordar de manera responsable y abierta la lucha por la unidad de las fuerzas progresistas, admitiendo la heterogeneidad de las mismas, aceptando los cambios que se habían producido en el seno de la izquierda y las organizaciones sociales, luego de la catástrofe política de los años 90. Es decir, reconociendo de manera realista las diferencias sociales, étnicas, culturales, ideológicas y políticas en el conjunto de las fuerzas progresistas. La historia nos obligaba a trabajar por la unidad, pero a la vez luchar por fortalecer legítimamente cada espacio, afirmando la identidad propia.

Sin embargo, todas las oportunidades para avanzar o concretar la unidad fueron desaprovechadas. La historia nos evaluará a todos inevitablemente. En el año 2006, sin haber constituido formalmente un gran frente, impulsado por la rebelión popular y por la urgente necesidad de realizar reformas para resolver las múltiples exigencias de los diversos sectores sociales del país, las fuerzas progresistas casi logramos ganar las elecciones generales. Por la carencia de una lectura más profunda de esta realidad, por errores de diferente tipo, hoy prima la dispersión y la incertidumbre.

En la ciudad de Lima, donde se encuentra el electorado más numeroso del país, esta historia de errores ha provocado una situación muy desfavorable para las fuerzas progresistas. La gran burguesía y las transnacionales, aprovechando estas condiciones, han logrado imponerse ideológicamente. El actual escenario político está dominado por partidos derechistas, que abiertamente defienden el sistema imperante, al neoliberalismo, y algunos de ellos realizan una propaganda ultrarreaccionaria en contra de los movimientos de izquierda. Mientras tanto los grupos de izquierda se mantienen débiles y fragmentados, y el Partido Nacionalista sigue refugiado en su parálisis política, que sólo favorece al avance de las fuerzas más derechistas.

II

La constitución, el desarrollo y los problemas de Lima Para Todos (LPT) expresan de manera muy clara la historia más reciente de las fuerzas progresistas. El proyecto de LPT fue el resultado de una alianza entre el PNP, los partidos y grupos de izquierda, y algunos representantes de las organizaciones sociales. Este primer impulso fracasó por la falta de acuerdos políticos claros entre sus integrantes y por la falta de debate ideológico. Colapsó ante la primera arremetida de la derecha y de los grupos de poder, quienes apenas se enteraron de la existencia de este amplio frente progresista realizaron una intensa campaña reaccionaria, presentando a LPT como la fachada legal de alguna de las organizaciones que se levantaron en armas en los 80. Esta patraña lanzada por voceros de la gran burguesía fue aprovechada por el sector más moderado del PNP para abandonar el proyecto, y además realizar una abierta campaña contra los partidos de izquierda, algunos de ellos luego migraron sin vergüenza alguna al campo de las fuerzas reaccionarias.

Una vez que el PNP tomó públicas distancias, las posibilidades de LPT se restringieron drásticamente, porque desde el año 2006 ese partido se había convertido en el más importante y numeroso de las fuerzas progresistas. Después de esta ruptura las organizaciones de izquierda profundizaron su desinterés por impulsar la lucha electoral en Lima.

Desde el momento en que la unidad estaba planteada solo a nivel local ya era una gran limitación, sin embargo, también en esas condiciones cabía la posibilidad de organizar la lucha contra las fuerzas de la derecha y extrema derecha. Lo más grave fue que las organizaciones de izquierda, en lugar de enfrentar de manera conjunta esas condiciones adversas, no realizaron ningún esfuerzo serio por materializar el frente, no movilizaron a todos sus militantes y contactos en la indispensable tarea de recolectar firmas, llegando al absurdo de bloquear toda posibilidad de elegir un candidato que posibilitará avanzar en estas tareas.

En este contexto, el MNI que ya estaba realizando un trabajo de varios años por su legalización, impulsado por la justa necesidad de defender un espacio legal para la izquierda y, lamentablemente también, empujado por su sectarismo, en algunos momentos exacerbado e irracional, obstaculizó en todo momento la lucha porque LPT se legalice. El razonamiento político era claro: LPT no debería existir como una organización política legal de izquierda, no podía hacerle la competencia al MNI; según confesión de varios de sus militantes y líderes: sí LPT se legalizaba la unidad de la izquierda y de las fuerzas progresistas se afectaría. Los planes del MNI consistían en legalizarse y plantear al PNP un acuerdo electoral.

El gran problema para el MNI y los partidos y grupos de izquierda fue que el PNP no tenía ningún interés de realizar una alianza explícita con la izquierda. Estaba dispuesto a una alianza con AP o con tendencias similares, pero no se planteaba un acuerdo con la izquierda. La campaña en contra de LPT le dio el gran pretexto para reforzar estas decisiones. La dirección colectiva de LPT cometió el error de subestimar la campaña de la derecha.

El MNI, lamentablemente, una vez más fue dominado por su tendencia sectaria. Tomando en cuenta la dispersión en todo el país, en lugar de priorizar la legalización de un frente amplio para las elecciones en Lima, priorizó sus planes particulares. Trabajar por el frente amplio no afectaba en absoluto los planes del futuro, todo lo contrario era una manera de avanzar, de superar las contradicciones tomando en cuenta la extrema heterogeneidad de las fuerzas progresistas. Los militantes del MNI que decían pertenecer a LPT, en cumplimiento de sus planes políticos, en todos los lugares obstaculizaron las tareas prácticas de la recolección de firmas. Para el MNI, lo único rescatable de ese proyecto era el nombre, es decir impulsar una Alianza Electoral llamada “Lima para Todos”, por lo tanto a las demás organizaciones y personalidades que se encontraban en este espacio sólo les quedaba aceptar “democráticamente” dicha decisión.

Enfrentando estas adversidades y conflictos, los militantes de LPT decididos a luchar contra las fuerzas de la derecha y la extrema derecha que ya se habían posesionado en Lima, en particular contra la candidaturas del fujimorista Kouri y la derechista tradicional Lourdes Flores, que pretendía representar una candidatura decente, continuamos trabajando por forjar una alianza democrática progresista. Producto de ello decidimos levantar la pre candidatura de Susana Villarán, y promover un acuerdo político con Fuerza Social y Tierra y Libertad.

Valorando la trayectoria democrática de la compañera Susana Villarán, en los años 80 y durante la lucha contra el fujimorismo, y tomando en cuenta la naturaleza progresista de FS y TL; LPT planteó la forja de esta unidad democrática progresista en contra de las alianzas de la derecha y la extrema derecha. Esta posición no fue fácil para LPT, en sus bases existía cierta disconformidad que se agravaron en los siguientes meses por las declaraciones y acciones de la compañera Villarán en contra de algunas fuerzas de la izquierda en el Perú y en América Latina. En un primer momento los que mostraron mayor rechazo a ésta pre candidatura fueron los líderes y militantes del MNI, cuando aún participaban en las reuniones de LPT. Los recelos y desconfianzas en LPT eran justificados, y en su momento fueron expuestos directamente a la compañera Susana Villarán, en aquellas conversaciones se defendió de manera clara a las organizaciones de izquierda, pero al mismo tiempo se reiteró la necesidad de la más amplia unidad de las fuerzas progresistas.

Una vez que se fueron acortando los plazos para la inscripción, el margen de acción de LPT se restringió mucho más. Cuando el MNI alcanzó su legalidad evidenció claramente sus planes particulares, pero aún así intentó mantener el membrete de LPT, sin tomar en cuenta que desde el punto de vista político y legal ya eran dos entidades diferentes, como quedó evidente cuando se inició la inscripción de las candidaturas. Llegar al extremo de la lucha por el nombre del espacio no hizo otra cosa que agudizar de manera innecesaria y artificial las contradicciones entre las organizaciones políticas de izquierda.

III

Muy a pesar del trabajo que realizó La militancia de LPT continuó luchando por la inscripción, apoyado por los jóvenes que se identificaron con el proyecto, por considerarlo un frente de una izquierda plural que a su vez impulsaba una amplia confluencia democrática y progresista para luchar contra los partidos de la derecha y la extrema derecha. Muy a pesar de esta lucha los tiempos políticos y legales se agotaron para que LPT se inscribiera.

Esta situación de LPT fue evaluada por sus militantes y dirigentes, y se tomó la decisión de continuar la lucha por impulsar un Frente Democrático Progresista sobre la base de la alianza con FS y TL y el MNI. Para ese entonces el MNI ya había decidido levantar la candidatura de Susana Villarán; en lugar de que esta decisión representará un avance, fue motivo para retroceder en el proceso de unidad. El MNI aparándose en su legalidad tomó la iniciativa en la alianza, de la mano con Susana Villarán, quien aún no tenía el reconocimiento legal de su partido.

En los diferentes intentos de alianzas electorales que impulsaron el MNI y FS obviaron a LPT, ignorando las normas más elementales de cortesía y de respeto a los pactos políticos. El pre acuerdo entre LPT, FS, y TL, fue roto en la práctica. La coalición con Acción Popular y Alianza Para el Progreso se impulsó de un modo unilateral. Pese a todo ello, luego de las evaluaciones respectivas, LPT tomó la decisión de luchar por un espacio en esas alianzas, muy a pesar de la naturaleza de los nuevos aliados, con la finalidad de seguir impulsando la lucha contra las candidaturas de la derecha y la extrema derecha. Logró conquistar un espacio con argumentos políticos, sin hacer exigencias desmesuradas ni tampoco imploraciones de algún tipo.

LPT planteó claramente la necesidad de concretar un acuerdo político. En concordancia a ello, en la mesa de trabajo de la alianza que finalmente logró constituirse entre el MNI, FS, TL, y LPT, planteamos que las listas se elaboraran sobre la base de este convenio y tomando en cuenta de manera racional a la naturaleza de cada una de las organizaciones. Señalamos que la elaboración de las listas deberían expresar el frente único, de tal modo que posibiliten la movilización de todas las fuerzas y despierten las simpatías de las masas. Sólo procediendo de este modo podría garantizarse una campaña electoral exitosa.

Pero los compañeros del MNI decidieron realizar su propio juego, utilizando la necesidad que tenían sus aliados de promocionarse, resolvieron darle prioridad total a la conquista de sus propios espacios y marginar por completo a LPT. En la mayoría de los lugares propusieron como candidatos a la alcaldía a los militantes, simpatizantes, o amigos de FS y TL, sin tomar en cuenta si estos eran representativos en sus respectivos distritos. Gracias a esa táctica tuvieron el apoyo de estos movimientos para que sus militantes asuman la primera regiduría, en casi todos los lugares importantes de la ciudad. El resultado de este compromiso fue que LPT fue marginada, en algunos casos de manera muy escandalosa.

Luego de varios debates, y superando los obstáculos que pusieron algunos de sus líderes y militantes, LPT envió una carta a FS exigiendo la rectificación de las listas, pero los cambios no se realizaron. Por lo tanto, como lo habíamos advertido oportunamente, la situación en el seno de la confluencia se torno desfavorable, y de manera particular la disconformidad, la desconfianza, y la indignación se desencadenó en LPT.

Los problemas en LPT terminaron por agravarse en el tramo final, pues su presidente Luis Valer decidió priorizar sus intereses particulares. Mientras en las asambleas generales intentaba que la militancia aceptará resignadamente las decisiones injustas de la Confluencia y bloqueaba la carta en la cual se exigía rectificación, con el argumento que ya no había condiciones para la reestructuración de las listas, por su cuenta, en secreto, al margen de los acuerdos políticos y orgánicos de LPT, realizó gestiones hasta el último momento para conseguir una mejor ubicación para él y su entorno más inmediato.

Grave error del presidente de LPT. Ante la contundencia de las evidencias no le quedó más que reconocer su falta, pero no actuó en coherencia con ello y sobre todo con su prédica a lo largo de todos los meses que ejerció el cargo, diciendo que estaba “en contra de la política tradicional de la izquierda y de los acuerdos a espaldas de las bases”. Intentando justificarse ha pretendido ampararse en el abstencionismo de otros, y agravando su situación se negó a someterse a las evaluaciones y decisiones de las instancias respectivas.

Esta conducta política desafortunada, fue obra casi exclusiva del compañero Valer. Según los informes oficiales y extraoficiales, no ha sido avalada por su partido, pero lamentablemente arrastró a la militancia de su organización y profundizó las tendencias al desánimo de los activistas y simpatizantes de LPT. Este hecho inevitablemente ha profundizado los problemas existentes entre los partidos de izquierda a nivel nacional.

IV

Los dirigentes y activistas de LPT que nos mantenemos en la defensa de este frente político, hemos evaluado en reiteradas asambleas y tomado decisiones políticas y organizativas para garantizar la continuidad de la lucha.

LPT se ratifica en su política de luchar por impulsar la conformación de un gran frente entre las diversas fuerzas progresistas para enfrentar las elecciones generales del próximo año. Hacemos un firme llamado al PNP, a las organizaciones de la izquierda socialista, así como a los movimientos indigenistas, a los sectores mas progresistas de FS y TL a impulsar este frente, a las organizaciones obreras, campesinas, a los pobres de la ciudad y el campo, a las capas medias democráticas, a los pequeños y medianos empresarios, a todos los patriotas y demócratas a defender los intereses de nuestra Patria y el Pueblo.

Llamamos a todos los líderes de los partidos de izquierda y las organizaciones populares a asumir su responsabilidad, de manera particular hacemos un llamado al líder del PNP, Ollanta Humala, que luego de casi una década de haberse posesionado como la principal personalidad política del campo progresista, asuma el compromiso de liderar la lucha por la conquista de un Gobierno Progresista, Democrático y Patriótico, convocando a la más amplia unidad de las fuerzas, aceptando y respetando a cada una de ellas en toda su diversidad.

Las nuevas fábricas y centros comerciales representan posibilidades para que los trabajadores y los jóvenes puedan revertir en parte las duras condiciones en las cuales se ha vivido por largos años. Pero así mismo esta realidad nos indica que este tipo de desarrollo económico representa un grave peligro para el país, pues profundiza en extremo las desigualdades sociales y agrava temerariamente los desequilibrios ecológicos. De manera inmediata, este desarrollo impulsado por la gran burguesía y las transnacionales representa la intensificación de la opresión, la brutal expropiación de amplios sectores sociales, en particular en la sierra y la selva. Esta ofensiva de las transnacionales, promovidas por los gobiernos de turno, está empujando a muchas comunidades al borde de su liquidación o exterminio.

Es urgente detener la ofensiva de la gran burguesía, de las transnacionales en particular, expresada en su política neoliberal, en la política del gobierno aprista, y de todos los partidos y organizaciones derechistas. La tarea principal es organizar la conquista de un Gobierno Democrático Patriótico para salvar a nuestra Patria y defender a nuestro pueblo. Es urgente aplicar un programa que oriente al Perú por el camino de la democracia, el progreso y la emancipación nacional. Un desarrollo que fortalezca al Perú como nación y que reconozca a las minorías étnicas y nacionales que existen en su territorio; que defienda los intereses de la inmensa mayoría de la población, respetando sus diferencias clasistas y culturales; que acabe en parte con las inhumanas leyes labores imperantes en las fábricas, las minas, las renacientes agroindustrias, y evite el exterminio de las comunidades nativas de la sierra y la selva. Transformaciones que se consagren finalmente en la elaboración y vigencia de una nueva Constitución Política del país.

V

Tomando en cuenta estas necesidades generales del país y evaluando en conjunto la situación de la izquierda y de LPT, hemos tomado la decisión de mantener al movimiento como un espacio político de unidad en la ciudad de Lima. Luego del camino recorrido, evaluando la naturaleza de las luchas realizadas y de sus protagonistas, LPT se define claramente como una izquierda popular, como un frente político que lucha por los intereses del pueblo y nuestra patria. LPT se define como una alianza de las organizaciones políticas de izquierda, tanto socialistas como de otras tendencias progresistas, de organizaciones sociales y culturales, deseosas de luchar desde una posición de izquierda en contra de la gran burguesía y las transnacionales, por una profunda transformación de nuestra patria.

Considerando la gran necesidad de que la izquierda popular se unifique en todo el país, la existencia de LPT estará sujeta y subordinada a las necesidades y al desarrollo de la lucha concreta por la unidad de las fuerzas de izquierda y populares a nivel nacional. Por lo tanto, se compromete a participar de manera activa, en todos los esfuerzos por alcanzar dicha unidad, por colocar al servicio de esa unidad el nivel organizativo y los espacios políticos conquistados durante este tiempo.

VI

En cuanto a las elecciones municipales y nuestra responsabilidad en Lima, LPT se ratifica en la necesidad de participar activamente en esta contienda electoral. Consciente de la naturaleza de los protagonistas, LPT reafirma su apoyo a la candidatura de Susana Villarán y luchará por la continuidad de la Confluencia integrada por el MNI, FS, TL, y LPT.

LPT asume esta posición, colocando en primer lugar los intereses de la patria, del pueblo y la lucha por la democracia y el progreso. En esta decisión no hay ningún interés subalterno, personal o grupal. Muy a pesar de los problemas en LPT y de las distancias producidas con la Confluencia, estamos orientando a nuestros militantes y simpatizantes para no asumir una posición de indiferencia frente al avance de las fuerzas derechistas en la ciudad de Lima. En todos los espacios seguimos denunciando a las alternativas reaccionarias hoy expresadas, principalmente, en el fujimorista Kouri y la indecente derechista Lourdes Flores. Nuestro primer objetivo político en este sentido es evitar una victoria abrumadora de la derecha, porque somos conscientes que semejante hecho político representaría un gran revés para las fuerzas progresistas, para sus posibilidades electorales del 2011. Por lo mismo, seguiremos convocando y persuadiendo a todos los progresistas, luchando porque los nacionalistas y los diversos grupos de izquierda no asuman una actitud indiferente respecto a las elecciones municipales del 2010.
Valoramos a FS y a TL como parte del campo progresista, con las que pretendemos mantener una política de unidad en la lucha contra las fuerzas de la extrema derecha. Destacamos el trabajo realizado por los militantes de TL en contra de las transnacionales, en defensa de las comunidades campesinas, la equidad social, y el equilibrio ecológico. En general expresamos nuestro deseo de unirnos a todas las fuerzas democráticas que hoy se identifican con la candidatura de Susana Villarán, en defensa de la democracia, el progreso y los intereses de la Patria.

Hacemos una diferencia clara entre el MNI y las fuerzas de la derecha y la extrema derecha. Apoyamos a la confluencia, también persuadidos de la necesidad de superar las diferencias existentes en el seno de la izquierda, en la misma lucha. Reconocemos al MNI como una organización política de la izquierda popular, defendemos su derecho a existir legalmente como fuerza política; pero así mismo la exhortamos a que tome conciencia de sus errores de sectarismo, que en determinados momentos lo empuja a conductas irracionales en contra de la unidad de la izquierda y del pueblo. Los convocamos de manera fraternal y abierta para abordar y superar las diferencias, para enfrentar las secuelas de las confrontaciones recientes, con la decisión suprema de impulsar la unidad de la izquierda popular y la unidad de todas las fuerzas progresistas.

VII

Luego de evaluar el comportamiento del compañero Luis Valer, su conducta política durante la constitución de la confluencia, en particular durante la fase de la elaboración de la lista municipal, LPT tomó la decisión de suspenderlo del cargo de presidente, por no haber defendido claramente a la organización, por haber bloqueado interesadamente la oportuna carta de reconsideración a la Confluencia, por haber actuado al margen de los acuerdos políticos y electorales, con el único propósito de obtener ventajas personales y grupales.

LPT con la finalidad de garantizar su existencia, de retomar su lucha, y tomando en cuenta los problemas internos suscitados durante los íntimos meses en la lucha por participar en las actuales elecciones, ha tomado la decisión de mantener la actual dirección colectiva, abolir el cargo de presidente y constituir en su lugar el cargo de Coordinador Colegiado que será ejercido por turnos.

Finalmente la dirección colectiva que se mantiene al frente de LPT, recogiendo el espíritu y los acuerdos de las asambleas generales de sus militantes, convoca a un evento especial de toda su militancia, para definir su futuro político, el cual se realizará después de las elecciones municipales de octubre. Mientras tanto exhorta a su militancia a desarrollar la lucha en todos los distritos, en los diferentes frentes sociales, y realizar reuniones de base así como las asambleas generales cuando estas sean necesarias. Ahora la tarea más importante es desarrollar la lucha electoral contra las fuerzas reaccionarias, abriendo nuevos espacios para las fuerzas progresistas, y apoyar así mismo de manera firme las luchas de masas de nuestros pueblos a lo largo y ancho del país.

VIII

LPT convoca a toda su militancia, a los simpatizantes y amigos, a sumarse a la lucha común con las fuerzas de la confluencia. LPT se compromete a realizar acciones conjuntas, practicando una política de alianza basada en el mutuo respeto. Así mismo, se reserva el derecho de desarrollar una propaganda independiente, defendiendo los principios y objetivos de la izquierda popular.
LPT utilizará todos los medios de comunicación e internet, con estos mismos fines. El objetivo de LPT es derrotar, desorganizar, debilitar a las fuerzas derechistas, y posibilitar el avance, la victoria, y la organización de las fuerzas progresistas; orientado por la convicción de la necesidad de defender consecuentemente a nuestro pueblo y a nuestra Patria, perseverando en la lucha por la democracia, el progreso, y la emancipación nacional.

Lima, 9 de agosto de 2010.

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